Chuparse el dedo conlleva consecuencias en el desarrollo dentoesquelético, el habla y malformaciones bucales.

A pesar de que parece normal que un niño pequeño se chupe el dedo y de que es un acto natural entre los más pequeños, los especialistas coincidimos en la peligrosidad de lo que este acto supone.

Debemos tener en cuenta en primer lugar que las manos de los niños nunca están estériles por lo que exponemos al pequeño a una entrada constante y directa de bacterias y microorganismos nocivos para la salud que pueden hacer que el pequeño tenga infecciones recurrentes.

Además, al  chuparse el dedo el niño puede lesionarse la mucosa bucal. Puede provocarse arañazos, infecciones e incluso el propio dedo puede tener callosidades, úlceras, cambio de coloración de la piel etc

Más allá de todo esto y más preocupante para los especialistas odontopediatras y logopedas, a diferencia del chupete que, si se deja de usar a tiempo pueden revertir las malas oclusiones, el hecho de chuparse el dedo conlleva muchos otros problemas graves en la alineación dental y el desarrollo dentoesquelético del pequeño.

Chuparse el dedo provoca mordida abierta puesto que la presión negativa que ejerce el niño al succionar su propio dedo va abriendo los incisivos y repercute directamente con la elevación excesiva de la bóveda del paladar, a la vez que va estrechando la arcada maxilar.

A esta malformación la llamamos paladar ojival y se describe como un paladar muy alto y/o hundido con una arcada muy estrecha que dificulta la posición lingual.

Chuparse el dedo conlleva alteraciones en las estructuras duras y blandas del interior de la boca alterando las funciones de masticación y deglución de alimentos, provoca que el niño/a tenga rechazo a ciertas texturas, sean malos comedores, coman extremadamente lento o por el contrario muy rápido, tienen dificultad en la deglución de alimentos tipo carnes o pan, puede provocar respiración oral y roncopatías y,  repercute directamente en el desarrollo del habla y fonológico del niño/a, la pronunciación así como en  la adquisición de todos los fonemas.

Chuparse el dedo es un hábito de succión no nutritiva que debe eliminarse de inmediato y, de no ser así va a requerir la intervención de un odontopediatra y de un logopeda.

Por lo tanto, si tu hijo/a tiene esta costumbre o hábito erradícalo enseguida para que sea más fácil, no dejes que se convierta en un hábito persistente. Muchos padres comentan que su hijo/a se chupa el dedo solo para dormir. Igualmente sigue sin ser saludable y provoca las mismas alteraciones mencionadas. Debemos evitar cualquier acto de succión digital.

 

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